INTERNACIONALISTAS E INTERNACIONALISMO
En la década de los 80 se creó en Zaragoza el Comité de Solidaridad con Nicaragua que formó parte de un movimiento internacional solidario. Comenzaba un cambio en las conciencias de la ciudadanía de muchos de los países más prósperos con respecto a problemas políticos que ocurrían en otros países menos desarrollados. Con anterioridad también había habido ejemplos de solidaridad internacional, como las Brigadas Internacionales en la guerra civil española del 36, en las anteriores guerras mundiales o en el golpe de estado contra Allende en Chile, pero pienso que es en los 80 cuando estos movimientos adquieren una gran envergadura, capaz de conseguir que organismos internacionales y gobiernos empiecen a asumir esas reivindicaciones políticas que se manifiestan en las calles y empiecen a cambiar algunas cosas en política internacional. Se dieron las condiciones para que esto fuera un poco distinto y empezó a serlo.
La Revolución Sandinista de 1979, que reventó la bestial dictadura de los Somoza que sobrevivía con el apoyo de los gobiernos de EEUU, consiguió movilizar a millones de personas de muchos países, primero para ayudar a ponerla en marcha en la búsqueda de los cambios sociales imprescindibles, y luego, cuando ya eran evidentes los progresos alcanzados a favor de todo el pueblo, para defenderla de los ataques directos y de todo tipo de los EEUU.
En Aragón y más concretamente en Zaragoza, este movimiento también surgió con el impulso de algunas organizaciones políticas, pero sobre todo con la incorporación de personas ajenas a ellas; fue un trabajo diario que daba cobertura a las necesidades políticas del pueblo nicaragüense trasladándolas a la calle, a los medios de comunicación, a los partidos políticos, a las organizaciones sindicales y a otro tipo de organizaciones sociales que en su conjunto formaron una base organizativa que permitió hacer un buen trabajo solidario. El crecimiento también se daba en el resto del Estado Español, lo que necesitó de una coordinación estatal que formó parte de un movimiento internacional con su protagonismo innegable.
Este trabajo solidario se extendió a otros países como El Salvador y Guatemala, que en aquellos años vivían situaciones de permanente y brutal represión a los derechos humanos por parte de sus gobiernos y ejércitos, contra el pueblo organizado política, social y militarmente. También el Comité trabajó en apoyo del pueblo palestino, saharaui, cubano, colombiano, los sin tierra de Brasil, los zapatistas de Chiapas en México, y en apoyo de movimientos sociales locales contra el militarismo, la OTAN, las guerra de Irak, y sigue participando en los encuentros intercontinentales en la búsqueda de otro mundo posible. Es decir, crece la solidaridad porque crece el internacionalismo solidario y la gente en el Comité la coordina. Toda esta actividad llevó en su momento a plantearse la necesidad de cambiar el nombre por el de Comité de Solidaridad Internacionalista, y sigue hasta la fecha con su actividad. Han sido muchos años de charlas, brigadas, manifestaciones, campañas, relaciones institucionales, programa de radio, publicación de la revista Gallopinto, concentraciones, exposiciones, fiestas para recaudar dinero, distribución de la agenda de la solidaridad, etc. Y siempre trabajando desde la reivindicación política para la solución de los problemas, es decir, siempre denunciando las situaciones de violación de cualesquiera de los derechos humanos y su solución política, tanto a nivel local como internacional.
En estos últimos veinte años y con una visión general de lo sucedido en ellos, desde el trabajo del Comité de Solidaridad, se puede decir que los problemas han cambiado. Indudablemente la desaparición de los conflictos armados en Centroamérica supuso un avance fundamental, pero las situaciones de injusticia social y subdesarrollo siguen existiendo. Dicen que se han democratizado los países, que la economía crece a buen ritmo, que son más estables, dicen que ahora ya son problemas generales los que tienen y las estadísticas de los organismos internacionales ocultan los problemas reales de los pueblos. Efectivamente ya no hay muertos por guerras civiles, ahora los muertos son por desnutrición y enfermedades curables, ya no hay miles de desplazados por los conflictos ahora hay miles de emigrados por las políticas económicas. En este nuevo siglo resulta muy difícil conseguir resultados positivos en la denuncia de las situaciones de grave injusticia social que se producen a diario en muchos países. Dicen los que mandan que los problemas políticos locales están causados por sus débiles economías y para que entren en el camino correcto deben cumplir las condiciones impuestas por organismos económicos internacionales que no se crearon precisamente para eso. Y con ese objetivo se inventan la cooperación al desarrollo oficial que nunca resuelve problemas generales.
Desde el Comité de Solidaridad Internacionalista de Zaragoza, se sigue trabajando en la demanda de derechos humanos para todos porque participamos de la idea de que otro mundo es posible. Claro que los tiempos han cambiado, pero no tanto para millones de personas (aunque puedan votar).
Jesús Esparza