LA REBELDÍA VIVIDA
Yo no fui rebelde por el hecho de montar el BV-80 (abrir un garito de semilujo en 1981 en la calle Doctor Palomar no se puede declarar precisamente como un acto de rebeldía). Lo era ya de antes y lo retomé al darme cuenta de que mi conveniencia andaba reñida con lo que estaba por llegar: la imprescindible ruptura con el sometimiento a la dictadura del progre, de los que habían luchado contra el franquismo, que parecíamos ser todos y en escasos años ya desprendía un espeso hedor a rancio. Sublevación a la cual me apunté y promoví desde un BV-80 en el que a principios del 81 se escuchó la primera explosión punk de la ciudad en una fiesta de cuatro días con diferentes alienígenas y algunos de aquí, recitaron poetas locos, comenzaron a formarse, a ensayar y a tocar los primeros grupos de pop-rock de los 80 y a desarrollarse las compañías de teatro que después han sido y son la vanguardia de esta ciudad. Leer mas…