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zaragoza rebelde – 1975, 2000 – movimientos sociales y antagonismos

ZAMBOMBO. DELEITARSE ENTRE EL PÚBLICO

Producciones Zambombo fue una productora de conciertos alternativa que formaron a finales de los ochenta  Santi Ric y Javier Casañal. El leiv motiv de la productora era traer grupos de música de la escena punk y hardcore, que en esos años no solían tocar en Zaragoza. Varias personas fueron añadiéndose a este proyecto: Daniel Romero, José Antonio Alfonso y Miguel Ángel Ramos. El grupo fue variando hasta consolidarse en tres responsables: Javier Casañal, José Antonio Alfonso y Víctor Forniés.
Paralelamente a la creación de Producciones Zambombo, varios colectivos ocuparon en Zaragoza el edificio que había acogido al desaparecido periódico Amanecer. La mascota del periódico era un simpático dibujo de un orondo baturro, llamado Zambombo. De ese personaje surgió el logotipo de la productora, un elemento lúdico que parodiara el tópico aragonés.
Se fueron organizando diversos conciertos con bandas locales y nacionales. Tras varios viajes por parte de miembros de Zambombo a países como Alemania, Holanda o Inglaterra, se hicieron contactos con otras productoras que organizaban giras europeas para bandas de punk y hardcore, tanto americanas como del viejo continente. Concierto tras concierto, Producciones Zambombo adquiría mayor relevancia a nivel local y nacional. La buena relación con escenas musicales de Euskadi y Barcelona ayudó a que se produjera un feedback entre bandas y promotores.  Zambombo empezó a organizar giras nacionales en los primeros años noventa para grupos, la mayoría americanos y también europeos. La lista es innumerable, bandas como Jingo de Lunch, SNFU, RKL, Millions of Dead Cops, Victims Family, Alice Donut, Spermbirds, Youth Brigade, fueron algunos de los ejemplos más característicos.
Fue fundamental el apoyo de locales de la ciudad donde poder realizar estos conciertos. El Piramys, La Casa de la Paz, Utopía, La Vía Láctea, En Bruto, Heaven, Sala Devizio.

greenday

La gestión de los conciertos era muy sencilla: los promotores europeos nos mandaban un fax ofreciéndonos alguna banda que estuviera de gira y quisiera venir a España, con posibles fechas para conciertos y dinero que cobraba la banda por actuación; también nos poníamos en contacto con otros promotores nacionales que se encargaban de organizar el concierto en sus respectivas ciudades. Normalmente, se les pagaba después del concierto la cena y se les alojaba en casas particulares de amigos… El carácter no lucrativo de Producciones Zambombo le hizo depender de la taquilla local y los conciertos fueron perdiendo público, lo que nos llevó a no poder afrontar los precios de las bandas, que fueron incrementando sus cachés.  Algún productor de Barcelona, más preocupado por la cuestión económica y comercial se quedó con el pastel. Zambombo fue desapareciendo con conciertos esporádicos y algún aniversario. El definitivo y exitoso golpe final fue la actuación de Manu Chao y su grupo Mano Negra, por entonces conocidos como Radio Bemba, que llenaron, en un concierto sorpresa, la Sala Devizio. Los que estuvieron allí todavía recuerdan dicho evento. Finalmente la banda inglesa más clásica del punk de los 80, GBH, fue la despedida de Zambombo, que acabó dejando el listón muy alto en lo que se refiere a la escena punk y hardcore.
La mejor anécdota sería la gira de Green Day que se organizó en el año 93, justo antes de sacar su exitoso disco “Dookie” que les lanzó a la fama mundial. Esa gira fue organizada por Zambombo en exclusiva para España. Actuaron en Barcelona, Villarreal, Madrid, Vigo, Avilés, Andoain y Zaragoza. Llenaron desde salas archiconocidas en aquellos momentos, como la Revólver de Madrid o el Garage de Barcelona, hasta casas ocupadas en Andoain y Villarreal. Teloneados por la banda zaragozana Trip Inside, Green Day cumplieron los pronósticos que les auguraban una exitosa carrera musical, que todavía sigue en auge.
La lectura de esta etapa desde la distancia resulta muy grata. Autogestionar una labor como la promoción de conciertos y traer a la mayoría de tus bandas favoritas en activo resultó muy satisfactorio. Conocer escenas de otras ciudades y países, poder relacionarte con personas con tus mismas inquietudes, que además de musicales también eran sociales y políticas, te enriquece como persona. A mí me pilló en una edad perfecta para disfrutar este derroche sensorial y lúdico que supone la música, donde un concierto era una reunión en la que celebrar tus gustos e inquietudes. Todo este torrente de emociones no olvidemos que tiene un carácter cultural. Ahora sigue habiendo lugares, como la Sala Arrebato, que me recuerdan  aquella época. No sé si habrá muchos promotores que disfruten delante del escenario bailando entre el público como tuvimos la oportunidad de hacerlo nosotros.

Víctor Forniés