SINDICALISMO EN LOS 70
Cuando se formó la Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores (CSUT) el primer local que tuvimos estaba en la Plaza de las Tenerías. Allí empezamos las primeras filiaciones y las primeras reuniones de empresas. Al poco tiempo nos trasladamos a Conde de Aranda, y aquello ya era otra cosa. Teníamos dos pisos, en uno estaban los abogados, la Secretaría del Sindicato, la imprenta y la sala de reuniones. En el otro cada sindicato disponía de un pequeño despacho. De aquí es de donde tengo más recuerdos. No se si los voy a contar en orden cronológico, pero bueno, lo voy a intentar.
Me acuerdo cómo preparamos el viaje para subir a Canfranc. Teníamos una pancarta grandísima con el escudo del sindicato y se quedó que, cuando llegara el tren, se tenía que ver desde la estación. Por la mañana marchamos en el coche de Miguel Martínez, el Nelson y yo. Cuando llegamos estuvimos mirando donde la poníamos y decidimos colocarla encima de la entrada del túnel. Bueno, el trabajo fue duro, pero a las 12 de la mañana la pancarta se veía desde todo el valle. Cuando la gente bajaba del tren y la veían, decían: «Han venido los franceses». Supongo que nos confundían con algún sindicato francés.
Ahora os voy hablar un poco de Tavisa (Talleres Villar SA). Aquí pasé 18 años de mi vida. Prácticamente estuve todo el tiempo en el Comité, o bien en alguna de las comisiones que tenia (Seguridad e Higiene y la de Métodos y Tiempos). En septiembre de 1978 la dirección presentó un expediente de reducción de plantilla del 50%. Los primeros meses fueron bastante duros. Hubo huelgas, encierros de varios días y se llegó a tomar la Dirección Provincial de Trabajo. Hasta que aprobaron la primera regulación, pasaron unos meses. El acuerdo, para aceptarlo, fue que todos cobrarían el 100% de la nómina y a los 6 meses volveríamos a la empresa. Estábamos totalmente engañados, porque nada más volver nos presentaron otra regulación. Así estuvimos luchando para no aceptar la reducción de plantilla durante 3 años. Al final, en agosto de 1981, con las firmas de tres delegados de UGT, los otros seis restantes éramos de CSUT, la Dirección Provincial de Trabajo aprobó el expediente. Fueron años muy duros para todos nosotros, no solo por los expedientes, sino porque no se cobraba normalmente, igual podíamos estar tres que seis meses sin cobrar.
Ahora os quiero contar un poco los buenos recuerdos que tengo de los pueblos de Aragón. Cuando el sindicato empezó a crecer vio la necesidad de ir a los pueblos y donde había contactos con compañeros. Yo fui a Ejea de los Caballeros. El primer contacto fue con Justo Jordán, de Bardena, que trabajaba en Motor Ibérica. Él se encargó de presentarme a los primeros compañeros, también había de El León y de varias empresas mas. Las primeras reuniones las hacíamos en un corral de las casas baratas. La presentación del Sindicato se hizo en el bar Herdy. Subimos Paco Polo y yo. Después de Ejea fui a Huesca, allí estuve con las compañeras de sanidad. Y así fuimos poco a poco hasta que llegó un momento en que había compañeros en prácticamente todos los pueblos con industria. Recuerdo a las compañeras de Caspe, de Ateca, de Tauste, de Sádaba, de Ariza, de Mequinenza, Andorra, Alfamen, Ainzón …
De cada uno tengo recuerdos diferentes. En Caspe había textil y una empresa de olivas. En la del textil había una compañera muy luchadora. Un día fui a una reunión y no compareció. Pregunte qué le pasaba y la contestación fue: «Su novio le ha dado un ultimátum». El sindicato o el novio. Esta claro lo que pasó, eligió al novio. En Tauste estaban los compañeros de Motor Ibérica y una empresa del campo; a los del metal los recuerdo porque siempre estaban preparados para lo que fuera; en Ariza eran de una empresa de tejas; en Andorra se estaba construyendo la central térmica… En Alfamén nos reuníamos en un local que nos dejaba el cura. De aquí tengo una anécdota muy curiosa. El día que yo iba a reunirme con ellas, llamaba al cura (se me ha olvidado su nombre y ya ha muerto) y le decía a la hora que iba a llegar, entonces les hacía un toque de campana y quedaban avisadas. Del cura seguro que muchos os acordaréis, porque luego estuvo en una parroquia del barrio de San José y siempre iba en bicicleta.*
Me viene también a la memoria el viaje que hicimos a Pamplona para unirnos a la marcha por la Amnistía. Salimos tres autobuses desde la Plaza del Pilar, íbamos compañeros de varias organizaciones. La guardia civil estuvo controlando desde el aire todo el tiempo la marcha, pero no había actuado. Finalizando la movilización algunos manifestantes formaron la palabra asesinos con pacas de paja. En pocos minutos aparecieron cientos de guardias civiles a pie y a caballo y asaltaron la campa del acto. Nos disolvieron a tiro limpio. Unos se tiraban a un río que pasaba por allí, otros corrían por las campas , otros pararon un tren de mercancías y se montaron. Así estuvimos hasta las diez de la noche. A todo esto, los autobuses que no aparecían por ningún sitio. Muchos teníamos que ir a trabajar al otro día. Y seguíamos en aquel pueblo. Por fin aparecieron dos compañeros de Pamplona con un autobús para llevarnos a la estación del tren. No sé cómo nos pudimos meter, pues quedábamos unas sesenta o setenta personas. Una vez en la estación se hicieron dos grupos, uno los que tenían que ir a trabajar por la mañana y otro los que no tenían tanta prisa.
Otra movida fue el encierro en el vertical por el patrimonio sindical. Nos encerramos unas cien personas y desplegamos desde arriba, en la fachada principal, la famosa pancarta del viaje a Canfranc. El fin era llamar la atención por la devolución del patrimonio sindical. Abajo, en la calle, compañeros animándonos y los antidisturbios enfrente. Salía una compañera y negociaba con ellos, entraba, «que dicen que desalojemos». Salía, «que nos quedamos» y así toda la tarde. Ésta fue una de las reivindicaciones más folklóricas que hicimos. También me acuerdo de las huelgas del transporte y de la madera. Los primeros se reunían en un local que teníamos en San Blas. De madrugada, unos bajaban a cocheras de TUZSA y otros se iban a la puerta del Café Madrid. Para mí, una de las huelgas más duras que ha habido en Zaragoza. Cuando llevaban un montón de días en huelga, la patronal acusó a un piquete de información de atacar en Las Fuentes a un autobús de chicos del Vergel. Os puedo asegurar que fue mentira por que en ese autobús iba mi hija. En la de la madera, las asambleas las hacían en el Castillo Palomar…
Os voy a contar para finalizar un poco de dos fiestas que se organizaron. La primera fue en el campo de La Camisera, creo que estuvo lo mejor de los cantautores que había en todo el estado. Era la víspera de bajar a Caspe a la concentración por el Estatuto de Autonomía de Aragón. Creo que algunos os acordaréis de aquel día. La segunda se celebró en el Jardín de Invierno. En ésta actuaron, Rosa León, Imanol, Pablo Guerrero y alguno más del que ahora no me acuerdo. En ésta fiesta si nos tocó currar a todos.
Os podría haber contado muchas más experiencias, pero no quiero cansaros. Creo que con este botón de muestra sobra.
*Ramón, párroco en los años 80 y 90 de la Parroquia de San Agustín en la calle Cartagena del barrio de San José.
Juan Carlos Duarte