RADIOS LIBRES…TODA UNA HISTORIA POR DELANTE
En los inicios de la radiodifusión, Bertodl Brecht afirmaba: “La radio sería el mas fabuloso aparato de comunicación imaginable de la vida pública, un sistema de canalización fantástico, es decir, lo sería si supiera no solamente transmitir, sino también recibir, por tanto, no solamente hacer oír al radioescucha, sino también hacerle hablar, y no aislarle, sino ponerse en comunicación con él”. Esta afirmación debiera ser la mejor definición de una radio libre; no es un fin en sí misma, como el mero hecho de emitir contenidos con un fin económico o político, sino un medio al servicio de las inquietudes ciudadanas desde el que son transmitidas y en el que son recibidas en un bucle continuo.
El enorme potencial de la radiodifusión no ha pasado desapercibido a las diversas formas de gobierno, tanto dictatoriales como “democráticas”, que hallan en él una inestimable arma de propaganda, aleccionamiento, apaciguamiento o movilización según mandaba la situación. Por ello desde los primeros tiempos de la radio, los gobiernos dictaron normas que les arrogaban la exclusividad en su utilización o, en su caso, les garantizaban poder repartir arbitrariamente las “autorizaciones” para estaciones privadas que, obligatoriamente, debían nutrirse de fuentes de información de “carácter oficial”. Así pues, cualquier emisora, estatal o privada, tan sólo emitía las informaciones seleccionadas, confeccionadas y, en la mayoría de los casos, consciente e intencionadamente manipuladas y dictadas desde los poderes nacionales. De este modo, el oyente era concebido como simple “receptor” al que dictar mensajes y apaciguar y entretener en su anonimato sin darle opción a que su voz, sus ideas y sus inquietudes alcanzasen las cotas de difusión exclusivas de quienes dominan los mass media. En definitiva, enajenando el protagonismo de la gente de a pie en el intercambio y formación de una conciencia social colectiva y reduciendo al ciudadano al papel de mero consumidor de ideas y argumentos preconcebidos desde las esferas del poder.
Enfrentado al monopolio de la información unidireccional, nace en Europa a principios de los años setenta el movimiento de las Radios Libres (RRLL). Italia y Francia fueron las precursoras y a las que inmediatamente siguieron Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, etc., hasta arraigar en todas las democracias europeas. Su filosofía es clara: la verdadera libertad de expresión sólo es posible cuando se ejerce de forma directa, sin intermediarios ni filtros. Para ello es imprescindible que los ciudadanos tengan el control de sus propios medios de difusión y que los estados reconozcan la existencia de un “tercer sector” social de la comunicación totalmente aparte de los otros preexistentes: el institucional de las emisoras estatales y el privado de la emisión comercial. Casi cuarenta años después, ese “Tercer Sector de la Comunicación” ya ha sido reconocido internacionalmente y regulado, fomentado y apoyado en la casi totalidad de las democracias de la UE; España sigue siendo una excepción.
En el Estado español, la primera experiencia de emisión de una radio libre tiene lugar cuando ni tan siquiera se había aprobado la aclamada Constitución del 78. En julio de ese mismo año, durante la celebración de unas Jornadas Antirrepresivas en Santa María de Córcó (Osona), un grupo de jóvenes convocados al proyecto a través de la revista El Ecologista realizan la primera emisión bajo el indicativo de Ona Lliure. Esta experiencia puntual se convierte inmediatamente en la primera radio libre estable del Estado y que, con el mismo indicativo, comenzará sus emisiones el 4 de abril del 79 en Barcelona capital y por los 91.5Mhz. Durante su existencia se vio precintada administrativamente en tres ocasiones y recibió el premio de la Asociación Profesional de la Prensa de Madrid por su contribución a la democratización de los medios de comunicación.
Desde Cataluña el movimiento de las RRLL se extiende rápidamente por el Estado, siendo Zaragoza uno de los primeros lugares donde aparecen grupos interesados en poner en marcha emisoras. De hecho, el “III Encuentro Estatal de Radios Libres” es el primero en celebrarse fuera de Cataluña y tuvo Zaragoza como sede entre los días 19 a 21 de marzo de 1982. Sin embargo, la primera transmisión de una emisora “sin licencia” en Zaragoza sería un proyecto profesional personal y de orientación comercial, al contrario de lo que mayoritariamente fueron después los proyectos de radios libres en nuestra ciudad. Esta primera tuvo lugar a las 21’00 h del 14 de septiembre de 1982 en los 100.4 Mhz y con el indicativo de Antena del Ebro. La creación de esta emisora independiente fue una iniciativa personal de José Luis Percebal, que ya había trabajado en Radio Juventud y Radio Popular, y que la instaló en su propio domicilio en el Edificio Ebrosa del Pº María Agustín. Su andadura fue breve; el 29 de noviembre del mismo año es precintada por funcionarios de la Dirección Provincial del Ministerio de Cultura. José Luis Percebal se trasladaría posteriormente a Madrid donde puso en marcha otra emisora comercial sin licencia, Radio Iris; después continuaría su trayectoria trabajando para la COPE y como corresponsal de la agencia EFE.
También para cuando se produce el cierre de Antena del Ebro, otro colectivo, Radio Grillo, tiene ya avanzado su proyecto que saldrá al aire en febrero del 83 desde la sede de Compañeros Constructores en la Plaza de San Miguel, transmitiendo en los 102.0Mhz. El equipamiento técnico estaba compuesto inicialmente por un micrófono, una pletina, un radiocasete de coche y dos giradiscos. El emisor había sido “autoconstruido” por el técnico de Radio Paraíso de Pamplona, Manuel Aguirrezabal “Lolo”, que también los construyó para Eguzki Irratia y Xorroxin Irratia; sin embargo la poca potencia del emisor y, sobre todo, la mala ubicación de los estudios, impidió dar cobertura a toda la ciudad. Radio Grillo se autodefine como “no profesional, autogestionaria, autónoma y participativa. Nuestro compromiso es difundir la realidad sin cortapisas y las opiniones sin limitaciones”. En su programación se dieron cita miembros del movimiento Anti-OTAN, Colectivo de Apoyo a Presos Políticos de Aragón (CAPPA), Frente Feminista, Liga Comunista Revolucionaria (LCR), etc., además de la habitual programación musical, llegando en algunos momentos a las seis horas de emisión diaria, en su momento una de las más prolongadas entre las RRLL del Estado. Posteriormente se trasladaría a la calle Heroísmo, donde permanecería hasta finales del 84. Tras un periodo sin emisión, se reanudan las emisiones durante un breve periodo de tiempo desde la Plaza de Roma en 1985, para desaparecer después definitivamente.
Del grupo formado en torno a Antena del Ebro surgen también, en 1983, dos nuevas iniciativas. La primera, con el nombre de Radio Antena, comienza sus emisiones en los 101.5Mhz, el 8 de mayo, desde el nº 25 de la C/ Orense en el barrio de Torrero, y cuyo grupo fundador estaba compuesto por seis antiguos componentes de Antena del Ebro. La segunda, Radio Ebro, todavía emite en la actualidad como radio comercial sin licencia, tras ser adquirida años después por la familia Escolá, de conocida trayectoria empresarial y política en nuestra ciudad.
A partir de este momento se van definiendo, igual que en el resto del Estado, dos líneas de evolución en las RRLL zaragozanas: las de vocación profesional representadas por Antena del Ebro y sus sucesoras, y la no profesional o “militante”, representada por Radio Grillo junto con las surgidas posteriormente a iniciativa de colectivos reivindicativos y sociales. Para situarnos hay que tener en cuenta que en los años de la transición, la ciudadanía esta ávida de información cercana y participativa, surgen nuevos movimientos sociales, y las nuevas corrientes musicales y culturales alternativas abren un abanico de nuevas posibilidades de expresión. Todo ello propicia que partir de Ona Lliure el número de emisoras “libres” aumente rápidamente, sobre todo en las grandes capitales, promovidas por personas o grupos de los movimientos sociales más vitales de la época: pacifistas, ecologistas, feministas, asociaciones de vecinos, grupos de defensa de la lengua, etc.; pero también por grupos de aspirantes a periodistas autodidactas que ven en ellas un atractivo y prometedor campo laboral.
Esta eclosión múltiple es un calco de lo que una década antes ocurriese en Italia o Francia; como también lo fue que algunas personas, a nivel negocio individual o constituidas en Cooperativas o Sociedades Limitadas, admitiesen abiertamente que luchar contra el monopolio de la radiodifusión no estaba reñido con desear un provecho personal de la liberalización de ese nuevo y emergente mercado. Nacen así muchas emisoras con el germen de un grupo promotor y propietario de los medios cuya aspiración principal es ”vivir de la radio”, aunque a este grupo se añadía luego la categoría de “colaboradores”; estos aportaban también su cuota y contribuían a completar la parrilla de programación .
Sus programas solían tener mejor realización técnica, como corresponde a quienes aspiraban a accionistas, profesionales o a ser descubiertos por una gran cadena. Sin embargo el fútil deseo de captar anunciantes y de no crearse “enemigos” de cara a una posible concesión de licencia, reducía el contenido de sus emisiones a una programación meramente musical y de guía cultural de la ciudad. De vez en cuando se aderezaba con alguna entrevista a personajes públicos que, sobre todo en tiempo de elecciones, no hacían ascos a ningún tipo de publicidad y siempre aseveraban apoyar a esas emisoras locales independientes “tan necesarias” y por las que luego no movían un dedo.
Esta mezcla de interpretaciones, intereses e inquietudes personales y colectivas se daba en todo el Estado, como ya ocurriese en sus inicios en el resto de Europa, y hacía muy difícil la coordinación entre emisoras más allá de compartir el lema de “libertad de emisión”. En el Estado Español llevábamos una década de retraso respecto a, por ejemplo, Italia, y ello daba la ventaja de poder aventurar el rápido proceso evolutivo de las entonces denominadas en general “radios libres” si se continuaba todos en el mismo saco. Allí, en la idea de que “cuantos más a presionar mejor”, las emisoras promovidas por intereses económicos o profesionales, en su avidez por copar puntos “libres” del dial, ya habían acabado asfixiando técnicamente y fagocitando hasta casi hacer desaparecer a las promovidas por movimientos sociales.
Por ello, en el “VI Encuentro Estatal de Radios Libres” celebrado en mayo del 83 en Villaverde, se vio la necesidad elaborar un código deontológico básico, el conocido como Manifiesto de Villaverde, que definiese específicamente a las emisoras que aspiraban únicamente a la emisión como medio de intervención, transformación o dinamización social sin interés de explotación económica del medio. Por otra parte, el movimiento de las RRLL se apoyaría en lo sucesivo en el irrenunciable art. 20 de la Constitución Española que reconoce, textualmente, el derecho a “la libre difusión de ideas y pensamientos mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. A partir de ese momento es cuando se comienza a marcar la división entre “radios libres”, sin fin lucrativo y con amplia representación de movimientos sociales y reivindicativos y “emisoras independientes”, promovidas por comunicadores autodidactas con vocación laboral o de empresa en los medios de comunicación; lo que la SGAE llama “piratas”. En Villaverde ya estuvo representada Zaragoza a través de Radio Grillo, y fue la primera emisora zaragozana en suscribir ese “codigo deontológico”, por lo que se la puede definir como la primera “Radio Libre” zaragozana.
El Manifiesto de Villaverde, aparte de remarcar el compromiso con los movimientos sociales, rechazaba explícitamente la profesionalización y, sobre todo, la publicidad. Dado que todavía era casi imposible, aunque ese fuese el objetivo ultimo en muchos casos, una financiación mediante una publicidad inexistente y que posibilitara el autoempleo, incluso las emisoras de vocación comercial siguieron siendo no profesionales y financiadas principalmente por sus componentes, por lo cual no cobraron demasiada trascendencia los intereses individuales de cada emisora, prevaleció cierta colaboración por encima de las definiciones teóricas. No fue hasta pocos años después, al comenzar el proyecto de la nueva Ley de Telecomunicaciones, cuando las propias “emisoras independientes”, de contenido esencialmente musical, se fueron desmarcando de las emisoras activistas para evitar ser tachadas de “radicales” y purgadas en el reparto de licencias posterior. En nuestra ciudad eso dio lugar a casos de sangrante insolidaridad cuando se precintaron dos emisoras zaragozanas. Las pocas que sobrevivieron hasta que se alumbró esa Ley (1989) nunca se vieron recompensadas. Sólo dos: Radio Ebro y RCL han perdurado como emisoras comerciales sin licencia con la forma jurídica de Sociedades Limitadas.
La definición de Villaverde ha marcado una constante inevitable en el movimiento de las Radios Libres en nuestra ciudad y en todo el Estado. Al estar tan íntimamente comprometidas y ligadas a los movimientos sociales y ciudadanos, sus momentos de esplendor y abatimiento siempre han ido, e irán parejos.
En consecuencia, el periodo 83-86, coincidiendo con unos años de ebullición de los movimientos sociales, fue en nuestra ciudad, como en el resto del Estado, tan prolífico en el nacimiento (y defunciones) de Radios Libres, que resulta difícil nombrarlas a todas. En ese periodo el tan esperado, y decepcionante a la postre, triunfo de un gobierno socialista, parecía marcar el punto cumbre en la transición; movimientos como el feminista, autónomo, pacifista, sindical, gay, etc., se hacían presentes a diario en la calle; las múltiples “movidas” musicales del momento suministraban caudales inagotables de maquetas y nuevos sonidos que emitir;… pero sobre todo fueron dos los puntales que empujaron hacia delante a las RRLL en ese periodo. El primero fue el Movimiento Anti-OTAN, que aglutinó a cientos de miles de personas y que tuvo en los medios alternativos en general, y en las RRLL en particular, su principal arma de difusión, dada la inexistencia de más TV que la estatal, y del férreo control y campaña mediática que desarrolló el PSOE cuando le dio por cambiar de opinión tras las elecciones.
El segundo puntal fue el movimiento vecinal, muy fuerte y reivindicativo todavía por aquellas fechas. Por iniciativa de las Asociaciones de Vecinos surgieron Radio la Granja y Radio Rabal (1985); la AV de Torrero llegó a adquirir los equipos, pero ante las dificultades para hallar emplazamiento, acabó cediéndolos al Centro Penitenciario de Torrero con los cuales vio la luz Radio Hawaii, (103.0Mhz), emisora desde la que emitía la población reclusa del centro.
De este periodo podemos reseñar, seguro que con algún olvido: Radio Zero, Torrero; Radio La Granja, San José; Radio Rabal, Arrabal; Onda Vorde, Casco Viejo; Radio Urbana, zona Casco Viejo; Antena del Huerva, Plaza San Francisco; Onda 11, Plaza Paraíso; Canal Imperial, Torrero; etc. Así, hasta momentos en que llegaron a convivir simultáneamente una docena de emisoras en el dial zaragozano, aunque en propiedad, fueron muchas menos las que pasaron de ser el mero entretenimiento de unos amigos con conocimientos de electrónica. Algunas, como Radio Dharma de Montañana o R.J.6-Radio Nacional de Aragón en Calle Alfonso, incluso fueron emisoras unipersonales, por lo que sería demasiado pretencioso exponer que en Zaragoza hubo alguna vez más de cuatro o cinco verdaderas radios libres emitiendo a la vez.
En este periodo también hubo algunas enriquecedoras experiencias conjuntas, pese a las diferencias, entre emisoras de distintas orientaciones, que surgieron por iniciativa de Radio Antena y que aportó sus equipos de emisión que en aquel momento eran los únicos que cubrían toda la ciudad. La primera fue una emisión conjunta y continuada de veintiséis horas denominada “El Día de las Radios Libres”. La emisión se desarrolló desde los estudios de Radio Antena entre los días 7 y 8 de julio del 83 y en sus micrófonos se turnaron representantes de Radio Zero, Radio Urbana, Radio Dharma, Antena del Huerva, Radio Nacional de Aragón, Radio del Barrio (precursora de Radio Sabina de Villamayor), Onda 11, R.J.6, aparte de Radio Paraíso de Pamplona y Radio Klara de Valencia (que acababa de ser clausurada por Telecomunicaciones el día anterior). Radio Grillo no acudió a la cita. En la segunda ocasión se intento repetir la experiencia transmitiendo desde la “I Muestra de Pop, Rock y otros Rollos” que tuvo lugar entre los días 23 a 25 de marzo del 84 con el indicativo “Onda Libre de la Muestra”. Sin embargo, los problemas técnicos lo impidieron, aunque las emisoras participantes, Radio Antena, Radio Sabina, Radio Zero, Radio Dharma y Canal 13, mantuvieron sus stands.
Radio Antena continuó emitiendo en los 101.3Mhz, adoptando la figura laboral de cooperativa desde fines del 83, aunque se mantuvo la participación de colaboradores (entre ellos Nueva Acrópolis) con programa fijo, e iniciando en esa época también la emisión de publicidad comercial. Su autoclausura a finales del 84 fue motivada por la inviabilidad económica,
Por su parte, Radio grillo también sufre altibajos por diversos motivos: carecen de estudio propio ya que emiten desde una habitación prestada en un domicilio particular, dificultades de autofinanciación y, sobre todo y algo que será un problema recurrente a lo largo de la historia de todas las RRLL, falta de participación. Todo esto lleva a un cierre temporal de la emisora, y el consiguiente traslado a otro piso de la calle Heroísmo desde donde retomarán las emisiones hasta finales del 84. Después de un corto intento de emitir desde la Plaza de Roma, tras el abandono de su ubicación anterior, su definitiva autoclausura acaece a principios de 1985.
En abril del 84, un nuevo proyecto, Radio Zero, inicia sus emisiones con un pequeño emisor de un watio por los 103.0Mhz desde la C/ Cantín y Gamboa de la Magdalena, aunque posteriormente se trasladaría a C/ Fray Julián Garcés 50, en Torrero. Esta emisora será la primera en conseguir cierta estabilidad organizativa y sobrepasar los dos años de vida. Algunos miembros de Radio Antena recalarán en ella tras su cierre. El nacimiento de esta emisora fue un caso único por la filiación de sus tres promotores, que habían sido conocidos militantes de CEDADE; revistas de filiación de extrema derecha como el boletín de Bases Autónomas A por Ellos o el de Mundo NS, incluso mostraron en sus ediciones su apoyo a la nueva emisora. Radio Zero se autodefinía como “emisora alternativa de contenido cultural y musical”; además de publicar una revista cultural alternativa con el mismo nombre. Radio Zero lanzó periódicamente convocatorias dirigidas a “todo el personal interesado en trabajar en una emisora”, aunque nunca hubo remuneraciones. Esta emisora desaparecería en el 89 tras no conseguir licencia comercial en las adjudicaciones que tuvieron lugar ese año.
Con el año 85 nace la radio libre decana de las que emiten en la actualidad: Radio La Granja. Sus emisiones comenzaron el 24 de mayo de 1985 promovida por y desde los locales de la Asociación de Vecinos de San José. La asociación emitía únicamente los lunes, quedando el resto del tiempo de emisión a disposición de todo el barrio, aunque dispuesta en bloques temáticos diarios: enseñanza, mujer, sanidad, Federación de Barrios, etc. Apenas un año después de su inauguración, Radio La Granja es clausurada arbitrariamente, en junio del 86, por dar voz a los trabajadores de TUZSA durante la larga huelga de transportes urbanos vivida en ese año. Los equipos son confiscados por la policía nacional a excepción del emisor, que pudo ser rescatado en el último momento.
La clausura policial de Radio La Granja coincide con la creación en 1986 de la Coordinadora de Radios Libres de Zaragoza. Esta la componen: Radio Ebro, RCL, Radio Zero, Radio Sabina, Megarradio (sucesora de Radio Dharma), Canal Imperial, Radio Rabal y Los Inestables (precursores de Onda Vorde). Esta coordinadora parte de la iniciativa de emisoras con intereses profesionales y comerciales por lo que en su programación, eminentemente musical y cultural, evitan tomar posición en temas conflictivos que les puedan suponer la animadversión de los poderes que adjudican las licencias de emisión comercial. Aunque en un principio se añadieron otras pequeñas emisoras o proyectos, siempre fue dirigida por las radios de línea comercial o, al menos, “no militante”. Por ello no es de extrañar que en su primer comunicado, aprobado sin unanimidad, se declare que “no podemos apoyar a Radio La Granja” y que “su cierre nos hace reafirmarnos en lograr que las Radios Libres sean una alternativa y no una mala caja de resonancia de problemas tratados de forma poco respetuosa”. Es de suponer que los despedidos, huelguistas que estuvieron más de dos meses sin cobrar, apaleados en las manifestaciones, criminalizados en los medios “formales”, o los encerrados en la Parroquia de San Agustín, cuando hicieran su programa en Radio La Granja no dedicarían perlas a la empresa…
También en la primavera del año 85 comienza a fraguarse el proyecto de Radio Carcoma, que hereda el equipamiento técnico de la desaparecida Radio Grillo, aunque no será hasta ese mismo otoño cuando comience a emitir desde el nº 10 de la C/ Alcalá, en el Casco Viejo. Esta emisora se caracterizará por su activa implicación en el Movimiento Anti-OTAN. Pasado el referéndum, en 1987, se trasladan a un local de Doctor Palomar donde compartirán espacios con otros movimientos sociales como la Asamblea Ecologista o el Colectivo por la Paz y el Desarme. En 1988 se fusionará con Canal Imperial, emisora que comenzó a emitir promovida por un grupo de amigos desde la parcela de uno de ellos en la C/ Pontevedra a principios del 84, cambiando su localización en dos ocasiones a la C/ Gavín (Magdalena) y C/ Predicadores (San Pablo).
La desilusión y el cansancio tras el referéndum de la OTAN marcaron un punto de inflexión descendente en el movimiento ciudadano, y por ende, en las radios libres. Desde esa fecha, hasta el 89-90, el número de radios libres que desaparecen comienza a superar al de las que nacen. Algunas optan por la fusión, como Canal Imperial y Radio Carcoma, que dan lugar a Radio Zierzo en otoño del 88, instalándose en los locales de la segunda. Aun con todo, la nueva emisora sólo sobrevivirá hasta el verano del 90, en que desaparece definitivamente por falta de viabilidad económica del local en el que se alberga junto a otros colectivos.
Pese a jugar la baza del “desmarque” de las emisoras socialmente comprometidas, y por tanto poco apreciadas por los poderes, también las que aún tenían aspiraciones comerciales comienzan a perder toda esperanza de obtener licencia, como así ocurriría en el 89. Además deben afrontar la realidad de que la radio comercial profesional ha modernizado sus formatos y contenidos copando el lecho de audiencia joven o descontenta para el que aspiraban ser una alternativa de ocio. Radio Zero se disuelve en 1989; Radio Ebro es vendido a la familia Escolá volcándose a posteriori en la información deportiva y RCL queda reducida a poco más que un proyecto de autoempleo de su promotor. Estas dos últimas, en la actualidad radios comerciales sin licencia, han encontrado un nuevo negocio ocupando frecuencias ilegalmente para alquilarlas a otras emisoras piratas comerciales.
De todas formas, siguen apareciendo emisoras de vez en cuando, principalmente educativas, que surgen cada vez por más institutos, colegios o centros culturales y que fueron un banderín de enganche para futuras incorporaciones a emisoras libres. Ejemplos pueden ser Radio Medias (IES El Portillo), Onda Fosca (Luis Buñuel), Radio Chispas (Pablo Serrano), Radio Mido (Rio Gállego), Radio los Enlaces (IES Los Enlaces), Radio Privilegio, (CC Juan Pablo II), etc. Aparte de éstas, las más significativas radios libres zaragozanas que aparecerán en este periodo serán las citadas Radio Zierzo, Onda Vorde, Radio Mai y Radio Las Fuentes.
Onda Vorde nace promovida por un grupo de tres personas autodenominados “Los Inestables”, que habían autoconstruido a sus expensas un emisor pero carecían de lugar para emitir, hecho que dio lugar a su nombre. Entre junio y julio del 86 se desarrolla un taller de radio promovido por la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo; el dinero de la subvención se utiliza para adquirir los elementos técnicos restantes y se comienzan las emisiones desde la Casa de Juventud del Casco Viejo. Sin embargo, pronto surgen los problemas con la utilización del centro y la emisora se traslada a una buhardilla de la calle del Temple, donde permanecerá hasta otoño del 88 en que se autoclausura provisionalmente ante la penosa situación organizativa interna.
En el año 88 comienza a emitir Radio Mai con los equipos cedidos por la desaparecida Radio Rabal, emisora de la Asociación de Vecinos del Picarral, que emitió desde la Casa de Juventud “A Dalla” hasta Abril del 87. Posteriormente se trasladarán a la Avda. Salvador Allende, donde permanecen en la actualidad.
En estas fechas, las RRLL de todo el Estado se hallan en estado de alerta ante la aplicación de la LOT (Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones) aprobada el 18 de diciembre del 87, que viene a suponer, teóricamente, el precintado de todas aquellas emisoras de FM que emitan sin licencia y que no accedan a una de ellas tras los concursos públicos que habrán de ser convocados en breve. La Ley no distinguía entre emisoras comerciales o de iniciativa social, por lo que debían presentarse al concurso junto a los grandes grupos de comunicación si deseaban obtener permiso de emisión. Entre esta fecha y la de la concesión por el gobierno central de las licencias (en concreto a Aragón correspondieron trece) el 31 de Julio del 89, se sucedieron las reuniones de coordinación y actos conjuntos reivindicativos, tanto a nivel local como nacional, para reivindicar un reconocimiento, regulación y espacio en el dial específicos para las emisoras de carácter social y no lucrativo. Por el contrario, la postura del gobierno exigía la previa autoclausura de todas las RRLL que fuesen a presentarse al concurso, fuese cual fuese el resultado del mismo; las que no lo hiciesen se arriesgaban al precintado y a sanciones de hasta cien millones de pesetas.
En Zaragoza, la Coordinadora de Radios Libres se recompone totalmente, no quedando en ella ninguna de las fundadoras, ya sea por su desaparición o porque simplemente optaron, como fue su idea desde el principio, por intentar conseguir una licencia para hacer radio comercial. Radio Zero, todavía en activo, optó por abandonarla alegando incompatibilidad de objetivos, aunque participo en algunos encuentros. En 1988 la Coordinadora está compuesta por Onda Vorde, Radio Zierzo y Radio Mai; Radio La Granja aunque continúa con los equipos precintados participa puntualmente y en el año 90 se uniría Radio Las Fuentes.
Las tres Radios Libres en activo en octubre del 88, Zierzo, Mai y Onda Vorde, organizan el XIV Encuentro estatal de Radios Libres, entre los días 28 al 30 de ese mes. En el mismo se rechaza de nuevo la posibilidad de las autoclausuras, aunque algunas lo hicieron por su cuenta; sin embargo el punto principal de la asamblea es una propuesta llegada desde Onda Verde de Madrid para la creación de una Oficina de Coordinación de Radios Libres. La propuesta se basa en el supuesto fracaso de las actuales coordinadoras y la necesidad de creación de un órgano autónomo financiado entre todas las emisoras, que simplemente preste servicios (noticiarios, asesoría, cursos, etc.) y que sirva de puente con la administración.
La Oficina de Coordinación se creó, aunque tuvo una corta vida, porque pocas emisoras aportaron su cuota ante las serias dudas que presentaba la propuesta. Sin embargo, su promotor, Esteban Ibarra, no tardó en encontrar otro movimiento que encabezar y coordinar con la administración: el Movimiento Contra la Intolerancia. Este nació como grupo de opinión autónomo dentro de la propia emisora de Onda Verde de Madrid; aunque con los años la creación eclipsaría a la base original. Años después, Onda Verde recaló y creó sucursales por una decena de ciudades como Albacete, Valladolid, Jerez de la Frontera, etc. En el caso de Zaragoza, años después, el colectivo Onda Verde realizó multitud de talleres y cursos subvencionados con cuyos beneficios supuestamente se iba a establecer una “Onda Verde Zaragoza”. A día de hoy todavía no existe Onda Verde Zaragoza (e incluso se han clausurado en todas las demás ciudades) salvo por su esporádica aparición como asociación beneficiaria de subvenciones en los boletines oficiales.
En el momento de la celebración de los XIV Encuentros, Onda Vorde se hallaba clausurada temporalmente y en periodo de reorganización interna. El 9 de enero del 89 se reanudaron las emisiones, con ocho programas que pasan a ser doce en la primera semana. El 10 de febrero, alegando una supuesta queja por ruidos de un vecino, efectivos de la Unidad de Vigilancia Especial (UVE) acceden a los nuevos estudios situados en la C/ Rincón, en la Magdalena. Aun no existiendo expediente abierto por Telecomunicaciones y ni tan siquiera tener competencias para realizar un simple precintado, la Policía Local desmantela literalmente hasta los cables, requisando todo el material y reteniendo en comisaría durante toda la noche a las tres personas que se encontraban en ese momento en la emisora. Cuando los mandos de la UVE advierten de la ilegalidad de su acción, intentan librarse del problema entregando el material en la comisaría de la Policía Nacional de San José, donde se niegan a receptarlo, conocedores de la ilegalidad de la acción policial. Tras otro intento en la central de la Nacional de Pº María Agustín, se intenta solventar el problema entregándolo en custodia en el Gobierno Civil, donde permanecerá durante cuatro años.
El asalto a Onda Vorde tuvo bastante repercusión mediática, sobre todo por la flagrante ilegalidad de la acción policial, que incluso reconoció por escrito en documento interno Primitivo Cardenal, inspector jefe de la Policía Local. Sin embargo, días después también son retenidos e identificados por supuestas injurias dos miembros de la emisora mientras pegaban carteles de protesta con el lema “Nos han robao”. Del mismo modo, tras una intervención de los afectados en la emisora COPE, en un programa del Consejo de la Juventud, la emisora recibe instrucciones tajantes de no volver a dar voz al colectivo Onda Vorde. El acoso culmina con la visita de efectivos de la Brigada de Información de la Policía Nacional al arrendatario del piso donde se hallaba la emisora, en la propia habitación del hospital en que se hallaba ingresado en esos momentos por una operación.
Pese a la extrema gravedad de la acción represiva contra Onda Vorde, las acciones de apoyo de la Coordinadora de Radios Libres se limitan al apoyo a título individual del manifiesto de protesta por parte de Radio Mai y Radio Zierzo. Poco tiempo después, en el seno de Radio Zierzo se propone la cesión de horas libres a los miembros de Onda Vorde para que continúen su emisión mientras dure el secuestro de los equipos; la propuesta es rechazada. Sin embargo Onda Vorde seguirá participando en la Coordinadora pese al progresivo agotamiento de sus componentes que poco a poco van disgregándose, integrándose algunos de ellos en Radio Mai y Radio La granja. Su última participación como colectivo será durante la celebración del concierto de apoyo a las Radios Libres que tuvo lugar en el Rincón de Goya el 24 de junio del 89.
Los años 89-90 marcan el momento más bajo del movimiento de las RRLL en Zaragoza. Radio Zierzo desaparecerá en el verano del 90 y Radio Mai recogerá casi como único caso de emisora militante a todos los colectivos sociales que antes poblaban el resto de RRLL, llegando a participar en ella más de treinta colectivos de un conjunto total de más de cien componentes de la emisora. Entre ellos, los colectivos que poco a poco van tomando especial relevancia son los de solidaridad internacionalista e indígena (sobre todo por la proximidad del V Centenario) y los del movimiento de objeción e insumisión. Pese a todo, la Coordinadora de Radios Libres consigue recabar el apoyo de más de ochenta asociaciones, APAS, parroquias, grupos políticos, AAVV, etc., en un escrito que es remitido al Consejo de Ministros solicitando un reconocimiento y regulación específicos para las emisoras de carácter social.
En el año 89 sólo se da el caso -con reservas- de aparición de una nueva radio libre, Radio Las Fuentes. Esta emisora comienza su andadura desde un local de la agrupación local del PCE en la C/ Leopoldo Romeo. Posteriormente, en el año 91, al obtener IU la concejalía de distrito de Las Fuentes, la emisora se traslada al Centro Cívico Municipal “Salvador Allende”, donde se le cede indefinidamente un espacio, se proporciona el equipamiento y financia el acondicionamiento y gastos básicos; algo bastante lejano del principio de autogestión de las radios libres, como también lo fue más tarde el patrocinio comercial de su programación. Poco a poco, la natural acomodación a su situación hace que esta emisora se aparte de las iniciativas conjuntas por el reconocimiento legal del resto de las RRLL. Tras la regulación del procedimiento de asignación de frecuencias a emisoras municipales por ley en el año 92, Radio Las Fuentes intenta en varias ocasiones ser reconocida como emisora municipal. Fracasado el intento, vuelve a realizar alguna actividad conjunta con otras RRLL entre los años 1995 a 2003. En ese año, alegando una supuesta obligación de abandonar el local municipal que ocupan, la Junta Directiva opta por cancelar el proyecto de Radio Las Fuentes y asociarse con un empresario de los medios que aportará los fondos para transformarse en radio comercial pirata. La emisora se denominará Onda Zaragoza y durará apenas un año hasta la disolución de la sociedad. Sin embargo no todos los miembros de RLF siguieron a la junta directiva en su aventura comercial, recalando algunos de ellos en otras emisoras libres como Mai o La Granja. En la actualidad esos programas todavía están en el aire mientras continúan vacíos los antiguos estudios de RLF.
Desde mediados del 90 comienza a sentirse cierto repunte en la actividad de los movimientos ciudadanos y alternativos (V Centenario, 0’7, ocupación, insumisión, etc.) y, en consecuencia, también de las RRLL.
El hecho más significativo del año 90 es la reaparición de Radio La Granja. Durante el curso 89-90 se realizará un taller de radio en el Instituto “Pablo Gargallo”, promovido por la Asociación de Jóvenes del Barrio de San José (Ajobajo). El éxito del taller lleva a los promotores a contactar con la Asociación de Vecinos para plantear la reapertura de la emisora, aunque tan sólo el emisor se había podido salvar de la incautación. La idea fructifica y en septiembre del 90 se reanudan las emisiones que han continuado hasta la actualidad.
También otro curso de radio, esta vez impartido en el Instituto “Miguel Hernández” durante el curso 90-91 por miembros de Radio Mai, dará lugar a la primera emisora libre de la zona Delicias-Zaragoza oeste. Tras el curso, la iniciativa es continuada por el centro de educación de adultos CODEF, al que se unen otras entidades como la Hermandad del Trabajo, en cuyos locales de la C/ Donantes de Sangre se instalarán los estudios. El equipamiento es adquirido entre todos los componentes del proyecto, aunque los recursos nunca alcanzaron para completar el estudio de emisión. Su trayectoria fue breve y se autodisolvió en el verano del 93. Durante sus emisiones también fueron visitados y apercibidos verbalmente por la policía local, aunque sin mayores consecuencias.
Sin embargo, en el año 91 también aparece un nuevo enemigo de las RRLL desconocido hasta el momento: la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), que reclama un total de 2.800.000 pts a Radio Mai en concepto de cuotas de derechos de autor acumuladas, más un pago mensual de otras 40.000. El conflicto se prolongará durante más de un año, llegándose a los tribunales donde se autoinculpan más de cuarenta asociaciones y colectivos legalmente constituidos. Ante lo complicado que se prevé el proceso con tantos inculpados y la obviedad de que, aun ganando el contencioso, nunca podrían cobrar, la SGAE retiró la querella tras un compromiso verbal del pago simbólico de 5.000 pts al mes y que nunca intentó cobrar.
La querella de la SGAE sacó a la luz un nuevo problema, puesto que hasta el momento ninguna de las diversas coordinadoras de RRLL formadas, al igual que muchas de las emisoras en funcionamiento, tenían personalidad legal con la que poder enfrentarse a una querella o simplemente actuar ante a la administración en defensa de los intereses de las RRLL. Fue en ese año 91 cuando se dotó de personalidad y registros legales a la coordinadora con el nombre de Federación Aragonesa de Radios Libres (FARL) que inicialmente componían la Asociación Colectiva “Radio Mai”, AAVV de San José y la Asociación Ajobajo.
Conforme se avanza en la década de los 90, e impulsadas por un aparente resurgir del movimiento ciudadano, a las dos únicas radios libres propiamente dichas, Mai y La Granja, que persisten en su labor, viene a sumarse una tercera: Radio Topo. En el año 90, la Asociación Barrio Verde de la Magdalena se traslada a unos amplios locales, anteriormente ocupados por diversos colectivos ciudadanos y que habían sido desocupados por inviabilidad económica. La casualidad quiso que en esos locales hubiese emitido hasta hacía poco Radio Zierzo y que entre los miembros de Barrio Verde también hubiese antiguos componentes de Onda Vorde; el resultado era de esperar. Sin embargo, la adaptación de los escasos miembros de Barrio Verde a la gestión de unos espacios tan amplios detrajo los esfuerzos necesarios para la puesta en marcha inmediata de un nuevo proyecto. No es hasta el año 92 cuando tres antiguos miembros de Onda Vorde comienzan a recopilar equipos viejos y en desuso de emisoras desaparecidas, repararlos, instalar la nueva antena y acondicionar el local. A mediados del 93 se recibe el último empujón en forma de una mesa de mezclas donada por la recientemente clausurada Ba De Radio y un préstamo de 27.000 pts por parte de Barrio Verde.
Una vez creada la infraestructura se realizó un llamamiento a todos aquellos colectivos e individualidades que quisieran participar; en un principio serán catorce futuros programas que aportarán 5.000 pts cada uno para terminar el equipamiento. Antes de comenzar las emisiones se decide elaborar unos estatutos como asociación en los que se intenta reflejar todas las inquietudes de los componentes de la emisora. En ellos, Radio Topo se define como: “No profesional, autogestionaria y participativa. Libre e independiente. Frontalmente opuesta a toda forma de control, coacción o adoctrinamientos sociales, políticos o religiosos. Comprometida con las ideas de igualdad, solidaridad, permisividad y respeto social, antimilitarismo e insumisión, antitotalitarismo, con la libertad sexual, el ecologismo, la despenalización de las drogas y el apoyo a los y las drogodependientes, la defensa de la dignidad de las personas, en especial las socialmente marginadas. Contra la existencia de la tortura y del actual sistema penitenciario. En general nos alineamos con toda idea que defienda la solidaridad, la individualidad personal frente a formas sociales de control, adoctrinamiento y masificación. Un medio de fomento y potenciación de la literatura, la música, el humor y todas las manifestaciones culturales populares, como medio válido para la formación de una opinión pública concienciada, participativa, crítica y alternativa. Consideramos que toda forma de creación cultural tiene un fin social más allá del propio medio utilizado en su manifestación o difusión.”
Finalmente Radio Topo comienza sus emisiones el 7 de octubre del 93. Entretanto se realizan multitud de trámites legales y administrativos para recuperar el equipo secuestrado a Onda Vorde, que al final es localizado en un sótano del Gobierno Civil de la Pza. del Pilar. El equipo es entregado el 3 de marzo del 94 entre la incredulidad de los funcionarios que no se explican cómo llegó allí y cómo se pudo decomisar sin denuncia previa; faltaba una mesa de mezclas del inventario. Dos días después se instaló en una carpa del Parque Tío Jorge durante la Cincomarzada; fue la última emisión como Onda Vorde.
Radio Topo surge en un momento álgido del movimiento antimilitarista y pro-insumisión que desde el principio tendrá un amplio reflejo en su programación, al igual que la solidaridad internacionalista, la lucha de la mujer, el movimiento gay-lésbico, la ecología, la ocupación, el sindicalismo, etc. Esto da lugar a una programación en la que llegan a participar diecisiete colectivos diferentes que, caso excepcional en el Estado, superan a los programas individuales y/o musicales.
En coordinación con esos colectivos tienen lugar diversas acciones, como los encierros en el Edificio Interfacultades de la Universidad de Zaragoza y en la torre de Santa María en Ejea, junto a compañeros insumisos y donde se instalaron emisoras para la transmisión en directo. También se realizaron transmisiones continuadas durante los once días que permanecieron l@s okup@s en el tejado del antiguo Colegio San Agustín, durante la celebración de las “Bajadas del Canal” en Torrero, los 8 de Marzo con motivo del Día de la Mujer Trabajadora, etc. Otro tipo de campañas de apoyo fueron, por ejemplo, la de “Una voz para los sin voz”, en la que se recaudaron fondos para proveer de un equipo de emisión de FM al movimiento zapatista de Chiapas, o la de Radio La Primerísima –emisora sandinista de Managua- a la que se financió y se enviaron desde España nuevas válvulas de transmisión para sus equipos.
Es en este punto, mediados de los 90, cuando entre las escasas Radios Libres que subsisten en Zaragoza se hace patente la necesidad de unos verdaderos mínimos de coordinación y autoapoyo que puedan, por un lado, paliar en lo posible las endémicas carencias técnicas y organizativas de las emisoras y, por otro, encauzar las reivindicaciones de reconocimiento legal ante las administraciones y definir posturas comunes ante las recurrentes iniciativas de pseudocomercialización de las emisoras libres que, de nuevo, comienzan a aflorar en el Estado. Por todo ello en el año 94 se retoma la iniciativa de la FARL (Federación Aragonesa de Radios Libres) actualizando sus miembros, que pasan a ser: Radio Topo, Radio Mai, Radio la Granja y la Asociación para la Promoción de la Comunicación Popular (APCP); no siendo esta última una emisora propiamente dicha, sino un equipo formado por el grupo técnico y asesor de las tres emisoras.
Dentro de sus objetivos, la FARL ha conseguido de la Administración Autonómica su reconocimiento como interlocutora representativa de las reivindicaciones comunes de las Radios Libres aragonesas. Los documentos y peticiones consensuadas por las emisoras de la FARL se han visto recogidos en las propuestas que desde la C.A. de Aragón se han trasmitido a la Administración Central apoyando la regularización de las Radios Libres; a esta postura se sumaría posteriormente la C.A. de Andalucía.
Del mismo modo, en las Cortes de Aragón se han aprobado tres Proposiciones No de Ley instando a la Administración Autonómica a la tutela efectiva de las Radios Libres frente a la ocupación de sus frecuencias por emisoras comerciales ilegales y a solicitar del Gobierno Central frecuencias para las emisoras de carácter no lucrativo. Este reconocimiento, sin ser una regularización -pues esta depende de una Ley Marco Nacional- supone un significativo avance no alcanzado por ninguna otra coordinadora estatal.
En el plano técnico, la coordinación favoreció la renovación del equipamiento técnico de las tres emisoras libres zaragozanas cuyos equipos, aunque modestos, son ya totalmente profesionales y adaptados a las nuevas tecnologías; además de poder cubrir con su señal toda la ciudad. El apoyo técnico desde las emisoras de la FARL también se tradujo en la renovación, reparación o puesta en marcha de muchas de las emisoras escolares (la mayoría de ellas desaparecidas) que han funcionado en los 90 en la ciudad: Onda fosca, Onda Expansiva, IES Casetas, IES El Portillo, etc. Aunque lo más significativo, ya fuera del espacio temporal que abarca esta publicación, ha sido la reciente puesta en marcha de la primera emisora libre de Teruel capital -Radio Chicharra 102.4 FM- que salió al aire inicialmente con equipos cedidos por las tres emisoras zaragozanas.
También desde la FARL se ha trabajado en buscar una agrupación de las emisoras en el dial –en torno a los 102 Mhz- que pueda favorecer su localización por los ciudadanos y favorecer el apoyo mutuo ante injerencias de comerciales piratas o proselitistas en el dial. Este planteamiento, aunque a veces difícil y también único en el Estado, ha mostrado su efectividad sobre todo en los casos en que el dial de Radio La Granja fue ocupado por la emisora de Radio Católica Mundial o el de Radio Topo por COPE FM, y que fueron resueltos exitosamente gracias a la coordinación técnica y la presión conjunta.
Llegados aquí no tendría mucho sentido seguir hablando de la trayectoria o experiencias de las Radios Libres zaragozanas. El panorama del año 2000, año hasta el que más o menos abarca esta publicación, no ha cambiado a día de hoy; Radio Mai, Radio La Granja y Radio Topo mantienen sus micrófonos abiertos esperando a que cualquier persona comprometida que lea esta páginas pueda hacer de ellos la ventana para sus inquietudes e iniciativas personales, sociales o colectivas; a que pueda ejercer de verdad su derecho al libre pensamiento y al ejercicio de la libertad de expresión en su más puro estado.
Las radios libres siguen vivas aunque, como los movimientos ciudadanos, de los que son su mejor termómetro, a veces parezcan simplemente latentes. Por ello no hay donde poner punto final a este boceto de recorrido histórico; y cualquiera de los cientos de compañeros y compañeras que han participado o participan a día de hoy en alguna de las tres emisoras, puede narrar al lector curioso cientos de matices, anécdotas, conflictos, experiencias, luchas, esfuerzos, victorias o sinsabores que su paso por ellas le han aportado. Si alguien desea saber algo más de las radios libres, que no espere encontrarlo escrito, porque la única forma de entender la libertad es practicarla y formar parte de ella.
Como último apunte: En el año 97 realizamos una encuesta a nivel nacional sobre las radios libres, su funcionamiento y sus problemas. No han sido ni los cierres policiales, ni los problemas técnicos, ni las carencias económicas las que han hecho desistir a tantos proyectos de comunicación alternativa. Ha sido simplemente la falta de implicación de la gente. Las radios libres van de la mano y son la voz de los movimientos sociales, tanto en su auge como en su declive; de si languidecen o perseveran podremos adivinar si esta, nuestra ciudad, sigue siendo de verdad una “Zaragoza rebelde”.
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