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zaragoza rebelde – 1975, 2000 – movimientos sociales y antagonismos

EL RANCHO DE “LAS CERRAJAS” DE LA PAZ

Uno de los eventos más fuertes, solidarios y derrochador de esfuerzo generoso fue el mantenimiento del encierro en la asociación de La Paz, en el que también participó toda la “Coordinadora de Torrero-Venecia-La Paz Contra el Tercer Cinturón”. Conseguimos evitar el cierre de los locales de la asociación y ganar la votación en un pleno municipal al PP de la “soberana” (la alcaldesa Luisa Fernanda Rudi), que reconocieran la “autonomía” de la asociación y nos devolvieran las “cerrajas de los locales”.Este episodio vino como consecuencia de la obstinación del PP en cerrar la citada asociación. La campaña comenzó unos meses antes y la concejala del distrito (de ese partido) se mostró muy poco dialogante. El argumento municipal era que el edificio estaba en mal estado en relación con la seguridad, que la estructura estaba mal (hacía unos años, al final de la década de los 80, ya habían realizado obras que costaron tres años de inactividad), que no había bocas de incendio… En fin, nos querían echar de allí.
Así, una noche sobre las dos o tres de la mañana, la policía municipal escoltó a un cerrajero que reventó los candados y cerrajas de los locales cambiándolas por otras. La intención era no dejarnos entrar en nuestra propia sede.

Un día antes ya habíamos estado reunidos hasta las once de la noche con el Justicia, Emilio Gastón, y le expresamos nuestras inquietudes, pensábamos que sería inminente el cierre de los locales y nos fuimos a casa con la mosca detrás de la oreja. Al día siguiente había que pasar por la asociación a coger unas pancartas pues teníamos una asamblea de la Coordinadora en el antiguo cine Venecia. Conforme me acercaba (a todos nos ocurrió algo parecido) escuchaba unos cantos que parecían los de una coral. Efectivamente era la de la asociación, cantando en plena calle. No habían podido entrar a los locales, se había consumado esa misma noche el cierre.

Nos fuimos agolpando junto a las puertas muy indignados, hasta que llegó el compañero Boira y con una simple maniobra abrió la “gatera” que había preparado el día anterior sin decir nada a nadie. En ese instante comenzó el encierro, los jubilados y vecinos manifestaron su voluntad de no dejarse amedrentar y de aguantar el tiempo que hiciera falta hasta conseguir la restitución de nuestro derecho, más aún cuando supimos de boca de unos jóvenes de la escuela de música de la asociación que vieron la escena, de madrugada, que la policía municipal y el cerrajero manipularon las cerraduras.

Transcurrió un mes muy interesante de relaciones, de polémicas, de pulsos por aguantar, de posturas ejemplares, de compartir, de asambleas diarias y obstaculizar cinco minutos el tráfico (los abuelos salían con las sillas para sentarse en mitad de la calzada), de confeccionar turnos de guardia para dormir y de continuar con todas las actividades programadas, entre otras la “Muestra de oficios” en el parque de la Paz, que, por cierto, fuimos de los primeros en efectuar, al menos de tanto calado, en Zaragoza.  En ese mes de Junio, en plenas fiestas del barrio, subió de pregonero el locutor de radio Paco Ortiz, de Radio Zaragoza, al cual se le dejó hablar. Pero acto seguido, cuando tomó la palabra la concejala del PP, la plaza tronó y no se le oyó nada. Luego continuó la protesta detrás de la concejala, que por entonces estaba embarazada, eso se interpretó como acoso y nos llovieron las críticas…
El final fue feliz. El Ayuntamiento no tuvo más remedio que devolver las cerrajas (las llaves ya las teníamos) y todo quedó donde tenía que estar. Desde entonces cada año celebramos una comida, “el rancho de las Cerrajas” para recordar y conmemorar esta victoria, una más, del movimiento vecinal.

Chema Gregorio